Un camino de realización…
Ecología es la rama de la biología que estudia las relaciones entre los diferentes seres vivos y su entorno.
La ecología estudia como estas interacciones entre los organismos y su ambiente afectan las propiedades de todo un ecosistema. La relación territorial entre especies endémicas del eco sistema, las relaciones jerárquicas en el interior de cada especie y por supuesto la salud o enfermedad del propio territorio circundante, marcan las diferentes características de convivencia y supervivencia de los diferentes organismos, así como la distribución de los recursos, la percepción de abundancia o carencia, la sensación de seguridad y la armonía en general.
Un ecosistema es un sistema biológico constituido por una comunidad de organismos vivos. El Biotopo o hábitat es el medio físico donde conviven y se relacionan estos organismos.
Entre los principales tipos de ecosistemas del planeta tierra encontramos los ecosistemas acuáticos, marinos y de ríos, los de selva, bosque, tundra, los de páramo, pradera, estepa, sabana y desierto, por citar solo algunos.
Para este artículo he querido realizar una analogía entre el concepto de ecosistema como un conjunto de circunstancias físicas que rodean a un grupo de seres vivos y el ecosistema interior, el que está dentro de la psiquis humana como un conjunto de eventos y relaciones entre los diferentes arquetipos, patrones de comportamiento, formas del Yo y tendencias de la psique.
LOS ARQUETIPOS DE LA PSIQUE
Un arquetipo es un patrón, un conjunto de características psicológicas alrededor de las cuales se conforma la personalidad. Desde la antigua Grecia el filósofo Platón en el siglo VI ADC, habló de estas formas o patrones ideales de conducta que en esa etapa provenían de la mitología antigua. Dioses, diosas, héroes y heroínas conformaban los modelos arquetípicos de la época provenientes de roles históricos vividos en el desarrollo de la cultura de la humanidad.
Fue el visionario psicólogo suizo Karl Gustav Jung quien a mediados del siglo XX puso los arquetipos en el mapa de la psicología y filosofía modernas.
Para Jung, los arquetipos son figuras específicas individuales escogidas por correspondencia por la propia psique, pero que forman parte del inconsciente colectivo. Son heredados y producto de eventos vividos por la humanidad a través de su historia, por ejemplo, el nacimiento, la iniciación, la maternidad, la vejez y la muerte.
Este “inconsciente colectivo” como el lo llamó, está compuesto de estas figuras ancestrales y mitológicas que son universales. Se convierten en personalizadas cuando son atraídas por nuestra propia psique, comienzan a integrarse a ella y conforman nuestra cosmogonía interna, nuestra propia biosfera psíquica.
Citaremos entonces para completar la analogía, algunos de los diferentes arquetipos de la psique emanados del Oráculo del Tarot de Marsella del medioevo: El mago, el papa, la sacerdotisa, el ermitaño, el carro, la emperatriz, por citar solo algunos de los que corresponden a los 21 arcanos mayores del Tarot.
En la psicología analítica de Jung, se determinan doce arquetipos que se consideran la contraparte psíquica del instinto, algunos de ellos son: El inocente, el protector, el creador, el amante, la sombra, el líder, el sabio y otros.
Según Jung, poseemos cuatro arquetipos principales que el llamó de supervivencia: El niño, la victima, la prostituta y el saboteador. Cada uno de ellos está relacionado con las pruebas mas importantes relacionadas con sobrevivir, pertenecer y ser amados. Representan los diferentes retos, miedos y vulnerabilidad que debemos confrontar y sobrepasar como parte de nuestro viaje espiritual. Si somos capaces de observarlos, entender su significado e integrarlos, pueden convertirse en nuestros mejores aliados y en fortalezas tanto físicas como espirituales. Todos en esencia son neutrales a pesar del nombre que llevan y todos tienen diferentes aspectos; al observar la esencia de los mismos y detectarlos, entenderemos su presencia en nuestra vida y podremos traer luz hacia cada uno de ellos, en lugar de permitir que manejen y controlen nuestra vida.
Los arquetipos no son entidades pasivas flotando en el campo de la psiquis como viejas fotos familiares colgando de algún altar polvoriento. Ellos toman roles muy activos como guardianes y aliados internos, por ejemplo alertándonos cuando estamos en peligro de caer en un comportamiento auto destructivo.
Todos los arquetipos poseen zonas de sombra así como aspectos positivos. La conciencia del patrón bajo el cual estamos actuando es la clave para lograr que este sistema de simbología y ordenamiento de nuestra psiquis sirva a nuestros propósitos de vida, realización y empoderamiento.
LA SUPERVIVENCIA DE LA ESPECIE ARQUETÍPICA
La coexistencia de los arquetipos en la atmosfera de la psiquis es comparable a la vida de la flora y la fauna en los ecosistemas terrestres. Los eventos de las fuerzas de la naturaleza son los que le dan vida y muerte a los seres vivos que lo habitan, transforman el paisaje para crear nuevas posibilidades y movilizan las fuerzas de supervivencia de todos los habitantes desde el microcosmos hasta el macrocosmos.
En nuestra psiquis los diferentes arquetipos o aspectos del Yo que hemos asumido muchas veces desde la infancia, luchan por la supervivencia al igual que lucha un jaguar, un oso hormiguero o un turpial en su hábitat. Cada evento emocional genera un “cambio climático” que requiere un ajuste, una nueva perspectiva, una flexibilización, aceptación, resiliencia.
Quizá lucha, huida, desaparición?
Partes de nosotros mismos combaten constantemente entre si y con el mundo en búsqueda de atención, tiempo, oportunidades de existir.
Quizá la Sacerdotisa en su anhelo de soledad y éxtasis místico debe replegarse en un momento de crisis en que el Yo necesita la autoridad de la Emperatriz. Y el Guerrero puede perder el rumbo si el Niño herido no avanza porque teme caminar en la oscuridad. Cientos de interacciones se realizan en nuestra psiquis en un solo día. Todos los aspectos y facetas ansiando brillar como un diamante expuesto a la luz del sol; la luz de la conciencia, la ilusión y lucha por la existencia.
En el interior de nuestra psiquis algunas de estas formas del yo sobreviven a la madurez y los cambios de la vida. Otros en cambio van quedando relegados, desaparecen lenta o rápidamente al igual que lo hacen los organismos de la tierra en via de extinción…
Las propias decisiones y presiones ejercidas por la religión, el sistema económico, la educación y la dureza de la cultura hacen que vayamos dejando en el camino cadáveres olvidados de los seres que fuimos a lo largo de la vida. Pero al igual que en la estepa, la extinción de una especie puede dar pie para que prolifere otra y quizá esto genere un gran desequilibrio temporal o permanente, que haga que todo el ecosistema se ponga en peligro o se reorganice y florezca finalmente.
Si vemos a la psiquis al igual que al ecosistema como un organismo vivo interdependiente, debemos esperar que la fuerza natural de la auto regulación organismica haga presencia y re equilibre todo. Sin embargo esto dependerá al igual que en el bosque tropical, del grado de daño sufrido por las agresiones causadas por inundaciones, incendios, vientos huracanados o talas masivas. La regulación y recuperación dependerá del impacto; al igual que en el trauma, dependerá de la profundidad de la herida y la repetición de esta en el tiempo. Dependerá de múltiples factores internos y externos, como la disposición favorable del ambiente exterior, la trama de relaciones de afectividad, apoyo y soporte, la calidad del tejido social del entorno y muchos otros aspectos que conforman todas las características y aspectos que favorecerán la sanación y recuperación interior.
LOS ARQUETIPOS SOBREVIVIENTES
Tras la muerte de ciertos aspectos de nuestro Yo, sobreviene el luto, la frustración y la reacomodación interior. Los restos de los arquetipos que no lograron continuar existiendo deben ser cuidadosamente seleccionados y reciclados para que sirvan a aquellos que seguirán actuando el teatro de la vida. El espacio interior debe estar limpio y despejado para que puedan germinar nuevas semillas y continúe el ciclo de la vida protegiendo nuestra biodiversidad interna.
Esta reconstrucción del paisaje interior es lenta y el nacimiento de las nuevas estructuras arquetípicas estará con el paso de los años cada vez mas llena de madurez, funcionalidad y conveniencia para todo el eco sistema en su integralidad y totalidad.
En el curso de la madurez con el paso de los años, algunos arquetipos como El Niño, van dando espacio a otros como El sabio; El Inocente quizá se convierta en El Heroe, El Rebelde podría convertirse en El Creador.
Hay miles de posibilidades de intercambio de roles y transformación interior en el territorio cambiante de la psiquis.
Citaré a continuación los doce arquetipos de la psique enunciados por Karl Jung, sin embargo podemos también indagar otros sistemas como los arquetipos del Tarot Medieval.
1. El Inocente. Ser feliz. Fe y apertura mental
2. El Amigo. Pertenecer. Abierto y pragmático
3. El Héroe. Proteger a los débiles. Competencia y coraje
4. El Cuidador. Ayudar a los demás. Generosidad
5. El Explorador. Experimentar. Asombro, arrojo
6. El Rebelde. Hacer justicia. Inspirar a otros
7. El Amante. Armonizar. Pasión, diplomacia
8. El Creador. Creación de valor. Talento, imaginación
9. El Bufón. Aligerar el mundo. La diversión de la vida
10. El Sabio. Inteligencia. Enseñar a otros
11. El Mago. Intuición. Nuevas formas de ver las cosas
12. El gobernante. Responsabilidad. Liderazgo exitoso
Analizando a fondo podremos dejarnos sentir con cuales nos conectamos y nos identificamos en nuestro interior, cuales aspectos están quedando desactualizados en nuestra vida y mundo presentes y cuales están esperando su oportunidad de romper la semilla que los contiene, germinar, crecer, florecer y vivir, aportando a nuestra atmósfera emocional y mental, nuevos e importantes contenidos.
PROTEGER EL CLIMA EMOCIONAL INTERNO
Una buena ecología a nivel individual consistirá en mantener un clima amable y estable en nuestro interior. Mantener los límites de nuestro territorio emocional evitando los depredadores; enfriar las aguas y los vapores que producen bruma en la conciencia; controlar el fuego interno para que no se propague e incinere las alas de nuestros sueños…
Permitir que las fuerzas arquetípicas coexistan y se transformen, que puedan morir y renacer, intercambiarse, interactuar entre si y complementarse parece fundamental. Si estas fuerzas del Yo conviven en armonía hacia un mismo objetivo, si se logra unificar una intención, una única dirección, se realizará entonces la magia de la vida y no solo se logrará la supervivencia sino el florecimiento del jardín interior; las fuerzas y poderes internos de la psique.
Con este fundamento el espíritu que está mas allá de estas fuerzas podrá habitar en calma nuestro templo sin las luchas interiores y la confusión egóica de estos aspectos del Yo intentando abarcar la personalidad.
Habrá un hogar en orden, un refugio para el engrandecimiento de las fuerzas espirituales. Existirá un nicho favorable para que la sutil presencia espiritual ejerza su liderazgo. Estaremos a favor de nuestra propia evolución y no en contra y lo mas importante, mas cerca de nuestro objetivo último: La liberación de la ilusión y las ataduras de la confusión y el sufrimiento.
Lucia Serrano
Tabio Cundinamarca. Noviembre 15 de 2021.
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